23 September 2008

Los tepehuanes

Del nombre

Los tepehuanes actualmente están constituidos en dos grupos, los tepehuanes del norte, que habitan en la región sur del estado de Chihuahua, y los tepehuanes del sur, que se localizan en los estados de Durango, Nayarit y Jalisco. Aquí nos referiremos a los ódami de Chihuahua que habitan principalmente en el municipio de Guadalupe y Calvo y en menor número en el municipio de Guachochi.


Tepehuano quiere decir entonces "gente de las montañas". Utilizan el término obhai para referirse a los mestizos o extranjeros.


Localización

En el estado de Chihuahua, la gran mayoría vive en el municipio de Guadalupe y Calvo. Los principales asentamientos son Nabogame, Llano Grande, Barbechitos, El Venadito y Baborigame.

El municipio de Guadalupe y Calvo se ubica en la Sierra Madre Occidental, limita al sureste con el estado de Durango, al oeste con Sinaloa, al norte colinda con los municipios de Morelos y Guachochi y con Balleza al noreste.

Infraestructura

El acceso a estos municipios se facilitó a partir de la década de los sesenta, con la construcción de la carretera que une a Guadalupe y Calvo con Hidalgo del Parral. Durante los últimos 20 años se ha construido una red de carreteras, en su mayor parte de terracería, para satisfacer las necesidades de transporte maderero. Sólo existe una carretera pavimentada, la cual comunica a Guadalupe y Calvo con Parral. El medio de transporte más común es el camión de pasajeros. Existen varias pistas de aterrizaje para avionetas, ya que éstas constituyen un medio de transporte que se utiliza con regularidad. Guadalupe y Calvo, así como Baborigame, los poblados con mayor cantidad de habitantes mestizos, son los únicos que cuentan con servicio telefónico. En cuanto a servicios médicos se cuenta con centros de salud de distintas dependencias de gobierno en las cabeceras municipales y en las ciudades.

Antecedentes históricos


Poco antes de la conquista española, la nación ódami era la más extendida, territorialmente hablando, en lo que hoy es el norte del país. De acuerdo con la opinión de los misioneros europeos que evangelizaron a este grupo, los ódami eran belicosos y politeístas y mantenían cierto dominio sobre otras naciones como la de los acaxee, a los que les exigían tributo. El proceso de colonización española del territorio ódami estuvo estrechamente relacionado con la búsqueda de minas y el consecuente establecimiento de pueblos españoles y mestizos alrededor del complejo minero.

Su territorio en el siglo XVI se extendía hacia el sur hasta Durango y hacia el norte hasta los actuales estados de Jalisco, Nayarit y Zacatecas. Eran vecinos de los tubar y zoe al noreste, los acaxee en Durango, los xixime en Sinaloa, los conchos, coras y huicholes al suroeste y tobosos al noreste. Durante el periodo colonial, los ódami fueron evangelizados por misioneros franciscanos aunque los jesuitas también trabajaron con este pueblo desde el siglo XVI.
La estrategia evangelizadora consistió en concentrar a la población dispersa por medio de misiones que se establecían en lugares estratégicos por ser sitios mineros o agrícolas en donde los indígenas trabajaban para la economía colonial.

Durante el siglo XVII hubo varias insurrecciones indígenas en contra del orden colonial de
la Nueva Vizcaya; entre las más tempranas e importantes se cuenta la rebelión tepehuana de 1616-1620, que estuvo impregnada de un discurso religioso y mesiánico. Los líderes rebeldes aseguraban que la lucha era un mandato divino para recuperar su tierra y su autonomía. Los ódami abarcaron misiones, haciendas y poblados españoles, arremetiendo incluso contra la capital de Durango (Guadiana) a finales de 1616.


Para 1619 el gobernador de
la Nueva Vizcaya había convencido a muchos tepehuanes de rendirse, ofreciéndoles amnistía. Los que no se rindieron fueron doblegados por el hambre y los contraataques españoles. Los principales líderes fueron ahorcados y la población tepehuana reducida a las misiones.

El desarrollo de la colonia española en el Nuevo Mundo implicó para las naciones indias -entre otras cosas- una transformación de sus fronteras territoriales. El actual municipio de Guadalupe y Calvo fue durante el periodo colonial, y aún hasta el siglo XIX, una región minera de gran importancia. La población de Guadalupe y Calvo se fundó en 1835 y fue el poblado más importante en toda la región de
la Sierra Madre de Chihuahua a lo largo del siglo XIX. Durante el siglo XX, el gobierno mexicano en su lucha contra los apaches y comanches victimó a muchos indígenas al confundirlos con aquéllos.

En las primeras décadas del siglo XX, la minería comenzó a decaer y tres hechos marcaron significativamente la historia de esta población indígena: la explotación forestal, la dotación de tierras en forma de ejidos, muchos de ellos forestales, y por último, el notable incremento de la población mestiza, que aumentó en sitios antes habitados única o mayoritariamente por indígenas.

La explotación forestal se convirtió en la actividad fundamental de esta región. A partir de la segunda década del siglo XX se constituyeron ejidos forestales en la mayor parte del territorio serrano. En 1972, los indígenas comenzaron a integrarse a la industria forestal, la mayoría como peones asalariados. Esto produjo cambios como son la sedentarización y la concentración de la población que trabaja de manera permanente en los aserraderos, así como el cambio de la dieta tradicional que consistía en maíz, frijol, animales de caza y plantas de recolección por una dieta basada en carbohidratos y harinas. El cambio en la producción también ha traído modificaciones al calendario ritual y a la cosmovisión tradicional.


Lengua

El idioma de los ódami pertenece al tronco lingüístico yuto-azteca o yuto-náhuatl. En Chihuahua este idioma presenta por lo menos tres variantes dialectales, aunque todos los hablantes se entienden entre sí. En la actualidad el idioma ódami, al igual que el resto de las lenguas indígenas, ha estado sometido a la presión y competencia del español.


Salud

Para los miembros de este grupo, estar sano significa tener fuerza para vivir y para trabajar. La idea de la salud también está relacionada con el hecho de tener dentro del cuerpo todas las almas. La enfermedad, la pérdida de la fuerza, sobreviene cuando una persona ha perdido alguna alma. Los ódami consideran que Dios les dio tres almas a los hombres y cuatro a las mujeres, que son las que dan vida a las personas. Si las almas abandonan el cuerpo de manera definitiva, la persona muere.


Cuando una persona se enferma es común que solicite los servicios de un médico tradicional, matïkamï, quien no sólo atiende al enfermo sino a toda la familia. El matïkamï diagnostica si el paciente está enfermo a causa de un hechizo intencional, o bien si su enfermedad es de carácter natural. Cuando el médico tradicional ha diagnosticado una enfermedad de tipo natural trata a su paciente con plantas medicinales. Estos médicos conocen por lo menos 47 familias de plantas medicinales.


Otra alternativa de salud para la población ódami es la medicina alópata que se practica en clínicas rurales del Instituto Mexicano del Seguro Social, instaladas en la región a partir de la década de los setenta.


Vivienda

La vivienda ódami está formada por una construcción destinada a la habitación, una parcela de tierra de una o dos hectáreas de extensión, un huerto de hortalizas y corrales para animales. Para construir su casa el ódami solicita ayuda, para lo cual organiza una tesgüinada durante la jornada en que se construye la casa.


Las viviendas constan de una sola habitación que sirve de cocina y dormitorio. En las cumbres, las casas se construyen con troncos de madera rolliza entrecruzada en las esquinas. Los techos son un tejaban de tableta de pinos que permanece impermeable de diez a 15 años.


En los barrancos, las paredes se construyen con una mezcla de piedra y de lodo, sostenidas por dos horcones y una viga transversal, el techo es de dos aguas, a veces de palma o bien de tableta, un lado del techo no llega a juntarse con la pared para permitir una adecuada ventilación en el interior. Algunas viviendas carecen de una pared, lo cual es muy funcional debido al calor intenso en el verano barranqueño y porque el humo de la lumbre empleada para la elaboración de alimentos escapa con mayor facilidad.


La innovación más importante en la construcción de casas en los últimos años es quizá la sustitución de los grandes troncos por tablas más endebles de desperdicio de los aserraderos.


Artesanías

Lo que se podría considerar como artesanías de los ódami son objetos de uso doméstico y cotidiano. Estos productos son elaborados con materiales que obtienen de su ambiente. Por ejemplo los bules y jicaras, recipientes utilizados para transportar líquidos, son fabricados con el fruto de una planta. Con madera de madroño se hacen cucharas y bateas. Con barro se elabora una gran variedad de ollas y de platos, y generalmente la mujer es la que trabaja la cerámica. Sus instrumentos musicales también los hacen ellos mismos, como violines, sonajas de madera y flautas de carrizo.


Territorio, ecología y reproducción social


El territorio habitado por este pueblo comprende una extensión aproximada de 10 000 km2 y se extiende por las elevadas montañas que forman parte de
la Sierra Madre Occidental. Dentro de esta región existen dos ecosistemas bien diferenciados con climas y vegetación distintos: las cumbres y las barrancas o cañones. La cumbre más elevada, no sólo del municipio sino del estado, es el cerro Mohinora, con una altitud de 3 307 msnm. En las cumbres, la vegetación predominante está formada por bosques de pino y encino, hay además fresno, tescate y madroño. El clima de la región es templado subhúmedo.

La fauna de esta región está formada por roedores como la ardilla, la tuza y el conejo; además, hay venado, coyote, zorro, puma y aves como el gavilán, el halconcillo, el chanate y la paloma.


La zona de barrancos es un ecosistema distinto al de las cumbres. En los barrancos predominan cactus, nopales, enormes magueyes y palmilla. En las riberas de los ríos se pueden encontrar especies tropicales como el árbol de chilicote, ceiba y árboles frutales como naranja, mango y limón. El clima está catalogado como tropical subhúmedo.


Las áreas de tierra cultivable son manchones diseminados a lo largo y ancho de la región. Es posible que este hecho tenga relación con la propia dispersión en la que viven las familias dentro de su territorio. Los ódami cultivan maíz, frijol, calabaza y papa. Muchas familias poseen huertos donde cultivan hortalizas, las cuales son atendidas por las mujeres.


Organización social


La base de la organización social de los ódami es la familia nuclear integrada por el padre, la madre y los hijos. Adultos y niños trabajan en las labores del campo. El hombre es responsable del cultivo de la tierra y de proveer al hogar de leña. Temporalmente se emplea como asalariado para apoyar la economía. La mujer cuida a los hijos pequeños, elabora los alimentos, está al cuidado de la ropa y se ocupa también del cuidado del huerto familiar. Las niñas ayudan a las madres y los niños a los padres. Los ódami viven en ranchos dispersos integrados por cinco o seis familias. Varias rancherías conforman un pueblo, cada pueblo tepehuano es gobernado por una compleja jerarquía de oficiales, cuya organización es de origen colonial. Las dos sedes principales del gobierno ódami están en Baborigame y Nabogame; sin embargo, se reconoce a Baborigame como el centro político más importante. El gobierno ódami está compuesto por un capitán general, varios gobernadores, seis suplentes, capitanes, sargentos, cabos, oficiales encargados de la justicia, fiscales y fiesteros.


Junto con el capitán general, los gobernadores administran justicia y participan en la solución de conflictos entre personas. Los otros integrantes del gobierno ódami también participan en la impartición de justicia; los fiscales están dedicados a limpiar las iglesias y los fiesteros al arreglo de los altares.

Paralelo a este sistema tradicional de gobierno existe la autoridad ejidal que tiene mayor fuerza y presencia en los ejidos forestales. Esta autoridad se dedica a la administración de la empresa ejidal y sus intereses son esencialmente económicos. En Guadalupe y Calvo, 80% o más de los ejidatarios son indígenas.


Cosmogonía y religión


La forma de concebir la vida y muchas de las prácticas cotidianas de este pueblo son interpretadas de manera religiosa. Los ódami fueron evangelizados por sacerdotes católicos desde el siglo XVI, por lo que los misioneros influyeron en las prácticas religiosas del grupo, quizá más que en sus ideas: introdujeron algunos elementos como la cruz, las imágenes de santos y la adoración a
la Virgen de Guadalupe, así como la costumbre de persignarse y de asistir a misa; sin embargo, no obtuvieron los resultados deseados en su intento de erradicar la fiesta y la ingestión de cerveza de maíz. Los ódami aceptaron el ritual del bautismo más que ningún otro sacramento de la religión católica. La religiosidad de los ódami está muy relacionada con la fiesta.


Fiestas

Las fiestas siempre tienen un carácter ritual y todas están dedicadas a Dios. Algunas de ellas se realizan de acuerdo con el calendario católico, como el día de
la Virgen de Guadalupe, Semana Santa, la santa Cruz, san Isidro y la fiesta de Todos los Santos. Casi todas estas celebraciones tienen una relación muy estrecha con la producción agrícola. Los tepehuanos tienen fama de conservar en secreto su sabiduría religiosa. Ellos consideran una gran falta el hecho de revelar este conocimiento a personas ajenas a su grupo.


Existen otras fiestas no tan ceñidas a un calendario fijo, pues se realizan cuando se tiene la necesidad. Estas fiestas son conocidas como yumari y cada una de ellas tiene un carácter específico, por ejemplo, agradecer a Dios la cosecha o pedirle lluvia cuando el tiempo está muy seco, o para pedir la curación de alguna persona. En las fiestas es común ingerir nabaichi o cerveza de maíz. Las celebraciones se acompañan con cantos y danzas. En las fiestas se ofrenda comida, como tortillas de maíz, elotes tiernos, calabacitas, papas o bien sardina pinta, pescado matalote, conejo, ardilla mora, vaca, sardina azul o venado. El ofrecimiento de estos platillos depende del tipo de ceremonia que se realice. En un momento de la ceremonia todos los asistentes participan en el baile, en el que hombres y mujeres disputan una olla grande de tesgüino y cuando ésta se termina los invitados se dispersan y al interior de la casa anfitriona, el médico comienza la curación.


Relaciones con otros pueblos


Los ódami comparten el municipio de Guadalupe y Calvo con población rarámuri y mestiza. Históricamente la relación entre los ódami y los mestizos ha sido conflictiva, sobre todo porque entre ambos grupos se ha establecido una lucha por el control de los recursos naturales de la región. En este enfrentamiento, los ódami han perdido sus mejores tierras y cierta autonomía.

Este pueblo considera a los mestizos como hijos del diablo, envidiosos y abusivos. Sin embargo, muchas mujeres ódami se casan con hombres mestizos desde tiempos de
la Colonia, lo cual no es común entre otros grupos indígenas, por ejemplo entre los rarámuri. Entre los ódami y los rarámuri se mantiene una relación más igualitaria.


Del nombre

Los tarahumaras se llaman a sí mismos rarámuri que significa corredores a pie; proviene de las raíces: rara (pie) y muri (correr). Para ellos es sinónimo de las personas o los humanos. A los mestizos en general se les designa con el término chabochi que significa los que tienen barbas, y a los que conviven con ellos y comparten su cultura les llaman napurega rarámuri.

Localización

Habitan la parte de
la Sierra Madre Occidental que atraviesa el estado de Chihuahua y el suroeste de Durango y Sonora. Comparten este territorio con los tepehuanes, pimas, guarojíos y mestizos. De los grupos originarios de la región es el más numeroso y habita un espacio más amplio que los demás por lo que a su territorio también se le denomina sierra Tarahumara.

La sierra Tarahumara está formada por elevadas montañas que alcanzan de
2 000 a 3 000 msnm y profundas barrancas. Se le ha dividido geográficamente en Alta y Baja Tarahumara. Este grupo vive de manera dispersa en rancherías y pueblos en los municipios de Guadalupe y Calvo, Morelos, Balleza, Guachochi, Batopilas, Urique, Guazaparez, Moris, Uruachi, Chínipas, Maguarichi, Bocoyna, Nonoava, Carichí, Ocampo, Guerrero y Temósachi.

Infraestructura

Gracias a la explotación de los bosques de la sierra el territorio tarahumara se encuentra comunicado por dos carreteras pavimentadas, caminos de terracería y caminos troceros construidos para la extracción de madera en los lugares más apartados. Las dos vías de acceso a la sierra son la carretera Gran Visión, cuya construcción se inició en la década de los setenta y la carretera
La Junta-Creel-Guachochi-Balleza-Parral. Otra importante vía de comunicación terrestre es el ferrocarril que atraviesa la sierra partiendo de la ciudad de Chihuahua con destino a Los Mochis, Sinaloa y pasa por Bocoyna-San Juanito-Creel-Divisadero Barrancas-San Rafael-Cerocahui-Cuiteco-Témoris.

Las rancherías dispersas en que habitan los tarahumaras tienen como centro un pueblo; estos pueblos se comunican entre sí por caminos de terracería y veredas.

Cuentan con pistas de aterrizaje para aviones y avionetas en varios lugares de la sierra y hay vuelos comerciales que parten de la ciudad de Chihuahua a algunos puntos de la sierra.

Los servicios de energía eléctrica, correos, teléfono y televisión se encuentran a lo largo de los principales accesos terrestres de la sierra, concentrándose en los centros de población mestiza.

Los centros de población más importantes donde se concentra el comercio local son San Juanito, Creel y Guachochi. En ellos también se sitúan los grupos de poder de la región.

Antecedentes históricos

A la llegada de los españoles, el actual estado de Chihuahua era ocupado por varios pueblos: los tubares, los tobosos, los cocoyomes, los joyas, los conchos, los guazapares, los chinipas, los tarahumaras, los salineros y los pimas.

Los tarahumaras ocupaban el territorio que recorre la estribación este de la sierra Tarahumara. Se tiene poca información acerca de su cultura y forma de vida. Al parecer, su organización se fundaba en el parentesco basado en relaciones recíprocas y contaban con un cacique o "principal". Se supone que estos caciques gobernaban una o varias rancherías pero no existía un gobierno unificado para toda la nación rarámuri. Eran agricultores, sembraban principalmente maíz y frijol, actividad que complementaban con la caza y la recolección.

En la segunda mitad del siglo XVI se inició la colonización del actual estado de Chihuahua con la explotación de una mina en 1557 y la fundación de Santa Bárbara, primer centro de población española. Los jesuitas establecieron una misión en el Valle de San Pablo, hoy Balleza, hacia 1607; sin embargo, la tarea evangelizadora se suspendió por la rebelión de tarahumaras y tepehuanes en 1620, reanudándose hasta 1639 con la misión de San Felipe de Jesús.

En 1631 se empezó a explotar la mina de San José del Parral, por lo que Parral se convirtió en importante mercado de productos y mano de obra para los rarámuri. Pronto, ganaderos y agricultores empezaron a apoderarse de las mejores tierras lo cual obligó a los tarahumaras a internarse cada vez más en la sierra. Éstos, reducidos a pueblos de misión eran forzados a prestar trabajo en las minas cuando esta actividad cobró auge a mediados del siglo XVII.

Los jesuitas, establecidos en las misiones, se desplazaban de ahí hacia regiones de "gentiles" para convertirlos y congregarlos en pueblos, de donde los indígenas huían. Sustituían a los caciques por nuevas autoridades como gobernadores, capitanes, generales, soldados, fiscales, mayores y temastianes. A los habitantes de los pueblos que no cumplían con los oficios católicos les imponían castigos que iban desde azotes hasta la condena al trabajo forzado a perpetuidad. Cada misión cultivaba campos y criaba ganado para abastecer los centros mineros y las poblaciones misionales.

Durante el siglo XVII hubo una serie de rebeliones que impidieron la consolidación del sistema misional. En 1651 los tarahumaras se levantaron en armas contra los españoles debido al descontento que provocó la ocupación permanente del Valle de Papigochi por parte de los españoles. Dos años después los naturales fueron obligados a pactar la paz forzados por la destrucción de sus siembras; a cambio, los españoles abandonaron la sierra.

A partir del siglo XVIII los jesuitas optaron por no obligarlos a establecerse en pueblos sino dejarlos que asistieran sólo al trabajo y a los rituales en la iglesia; con esto disminuyó considerablemente la población natural establecida en pueblos.

Al momento de la expulsión de los jesuitas de la Nueva España en 1767, tenían 28 misiones en la Alta y Baja Tarahumara que pasaron al clero secular del obispado de Durango y a los franciscanos de Zacatecas.

En 1876 se rebelaron los rarámuri de Nonoava debido al despojo de tierras de que fueron objeto por parte de mestizos amparados en las leyes de desamortización dictadas en 1856. Aunque el conflicto se solucionó con la devolución de las tierras, nuevos levantamientos se registran en Agua Amarilla en 1895 y en Chinatú en 1898 debido a los abusos de los mestizos.

A fines del siglo XIX y principios del XX se intensificó la actividad minera, que se vino abajo finalmente con la caída mundial del precio de la plata y el auge de la explotación forestal que trajo consigo la llegada de extranjeros a territorio rarámuri y la construcción del ferrocarril Kansas City.

En 1900 se reinstalaron los jesuitas en la sierra reiniciando su labor evangelizadora y fundando escuelas. Durante el periodo revolucionario, muchos enfrentamientos armados se efectuaron en la sierra, pero los tarahumaras sólo participaron por accidente.

En 1938 se estableció en Guachochi una escuela Normal para maestros indígenas, cuyos egresados crearon el Consejo Supremo Tarahumara. Con la reforma agraria los tarahumaras fueron dotados de tierras ejidales; es entonces cuando el bosque es demandado para la instalación de aserraderos o contrataciones con las compañías madereras. Entre estas últimas destacan las que se desprenden del Grupo Chihuahua.

La explotación del bosque y la tenencia de la tierra marcan significativamente los procesos sociales que se desarrollan en la actualidad en la región y que han derivado en relaciones asimétricas entre mestizos y rarámuris.

Lengua

La lengua tarahumara forma parte de la familia yuto-azteca, que se extiende desde Utah en los Estados Unidos hasta Centroamérica y está considerada junto con el concho y el guarojío dentro del subgrupo cahíta-ópata-tarahumara, emparentado con el subgrupo pima-tepehuano y el cora-huichol.

La diversidad de lenguas yuto-aztecas que se hablan en el noroeste de México puede ser indicativa de que los hablantes de estas lenguas han ocupado el territorio por miles de años.

Existen diferencias dialectales en la lengua tarahumara que, sin llegar a ser muy profundas, provocan una cierta inteligibilidad entre todos los hablantes de tarahumara.

Salud

Desde la perspectiva de este grupo, la salud refleja la calidad de las relaciones del individuo con otros seres del universo pues el que sean protegidos o dañados por ellos, depende de la interacción del hombre con los seres sobrenaturales.

Los tarahumaras consideran que el ser humano se compone de un cuerpo y de una o más almas. El cuerpo está constituido por sapá (partes carnosas o músculos), ochí (huesos) y lá (sangre), animados por una o más almas. Las enfermedades más serias son aquellas que pueden causar la pérdida definitiva de las almas y que suelen ser provocadas por algún hechicero o por la ingestión de las plantas jícuri o bakánowi.


Los trastornos comunes son tratados a nivel doméstico en tanto que las enfermedades más serias requieren de la atención de un especialista. Entre estos últimos encontramos al sipáame o raspador quien cura por medio de la raspa del jícuri y el bakánow; el owirúame que cura por succión; el onéame que sana a través de los sueños; y el wanáame quien también succiona el mal.

El médico rarámuri es respetado e incluso temido ya que puede utilizar su poder para hacer daño o para curar. Establece una relación de reciprocidad con sus pacientes; él debe cuidar de la salud de éstos, a cambio de lo cual obtendrá prestigio y obsequios materiales ya sea dinero, alimentos o animales.

Vivienda

Los tarahumaras habitan en ranchos; su vivienda consiste en una casa-habitación, un granero y un corral de madera.

Las casas se construyen con madera, adobe, cantera o piedra, dependiendo del material que haya en la región. Lo más común es encontrar viviendas hechas de troncos de pino dispuestos de manera horizontal, uno sobre otro, con techo de canoa o de vigas de dos aguas; los troncos son ensamblados en las esquinas y las rendijas son tapadas con una mezcla de lodo.

Generalmente la vivienda consta de un solo cuarto pero también las hay de dos o más. El mobiliario consiste en una estufa o calentón hecho de lámina, el metate, utensilios de cocina, una estructura de madera que sirve de cama y cobijas. La vivienda se utiliza para guarecerse del frío o la lluvia pero es muy común que la gente duerma y cocine a la intemperie.

Para construir una casa generalmente se organiza una tesgüinada.

Artesanías

Los tarahumaras fabrican objetos para satisfacer las necesidades de la familia tanto para el uso cotidiano como para las ceremonias y rituales. La producción de estos objetos está dirigida primeramente al autoconsumo y el excedente se comercializa.

Las mujeres hacen ollas de barro, cajetes, platos, vasos, tazas y jarros; en algunos lugares también usan la palma y palmilla para tejer canastas de diversos tamaños.

Los hombres fabrican violines, bolas, arcos y tambores, bateas, cucharas y tallan figuras con madera. Unos y otros tejen cobijas y fajas de lana con figuras geométricas.

La artesanía producida se vende en Creel, Carichí, Batopilas, Guachochi y Bocoyna. Algunos forasteros se acercan a los pueblos para comprar artesanía y exportarla.

Territorio, ecología y reproducción social

La sierra Tarahumara es escabrosa y quebrada con bruscos desniveles entre elevadas montañas y profundas barrancas. Estas dos situaciones constituyen dos zonas ecológicas distintas.

En las partes altas de la sierra los suelos son generalmente muy delgados y están cubiertos de bosques de coníferas. En cuanto estos terrenos son abiertos para el cultivo, la materia orgánica se pierde en poco tiempo, dejando los suelos en condiciones de baja fertilidad. La explotación forestal de la sierra ha provocado la tala inmoderada de los bosques con la consecuente desaparición de algunas especies de la flora y la fauna de la región, y ha desequilibrado visiblemente la ecología de ciertas áreas.


Las tierras susceptibles de cultivo se localizan en pequeñas laderas y mesetas, donde las labores agrícolas se desarrollan en los meses de clima benigno pues las bajas temperaturas, en algunos casos menores a los
-100C, se presentan de octubre a marzo.

Los pinares se ven acompañados por encinos, álamos, fresnos, robles, táscate, manzanilla y algunas variedades de plantas desérticas como el nopal, el cactus de bola y la yuca. Con relación a la fauna encontramos el gato montés, el coyote, el lobo, el zorro, el zorrillo, la ardilla, el ratón, el topo, el águila, el zopilote, la codorniz, y el pavo salvaje. En peligro de extinción se encuentra el puma, el ocelote, el oso gris y el venado cola blanca.

El descenso de las montañas a la zona de barrancas conduce a calores sofocantes desde los meses de abril a septiembre que alcanzan temperaturas hasta de 500C. Encontramos aquí maguey, palmilla pitahaya y sótol, y árboles de frutas tropicales como mango, papaya, naranja, limón y aguacate.

Los principales ríos que irrigan la zona son afluentes del Fuerte, El Tutuaca, El Papigochi y El Mayo.
Para los tarahumaras la principal actividad para su subsistencia es el cultivo del maíz. Alrededor de él se organiza la mayor parte de su vida cotidiana y ceremonial. Las tierras de cultivo se hallan dispersas en pequeñas mesetas y laderas, lo que influye en la dispersión de los asentamientos que se organizan en rancherías. La fragilidad del suelo sólo permite el trabajo agrícola con instrumentos manuales y de tracción animal. Se utiliza el estiércol de ganado caprino y vacuno para la fertilización de los campos, aunque en algunos lugares se depende de los fertilizantes químicos. Aunque existe un rango de variabilidad, se calcula que la siembra de diez litros de maíz son suficientes para cubrir los requerimientos de una familia. Ésta es la encargada de realizar las labores agrícolas y en caso necesario es apoyada por familias de las rancherías vecinas que son invitadas a una tesgüinada donde se bebe tesgüino que se prepara con maíz fermentado y se ofrece a quienes ayudan en el trabajo. Las tesgüinadas son ocasiones de convivencia social y a través de ellas se crean y reproducen lazos de reciprocidad. El trabajo agrícola no es sólo una actividad estrictamente económica, sino que involucra también a la organización y a la religiosidad tarahumara.

La cría y el cuidado del ganado es también una actividad importante sobre todo en los municipios de Balleza, Carichí y Nonoava. Para el tarahumara la posesión de animales: vacas, caballos, cabras, borregos o gallinas es un símbolo de riqueza. Complementan su economía con la venta de artesanías a turistas, el empleo asalariado en los aserraderos o centros de población más cercanos, así como la migración en busca de empleo a los estados de Sonora, Sinaloa y Durango.

El narcotráfico es una actividad que tiene un importante lugar en ciertas áreas de la sierra y que influye en la reproducción social y cultural de los tarahumaras, pues además de que ha propiciado el despojo de sus tierras y de las de otros grupos como los tepehuanos, los guarojíos y los o'oba, ha significado la violencia y el abuso del poder tanto por parte de los narcotraficantes como de quienes los combaten.

En cuanto a la migración permanente, existen más de 35 asentamientos de tarahumaras en las áreas marginales de la ciudad de Chihuahua. En este espacio urbano, reproducen buena parte de su cultura pero sus asentamientos carecen de la mayor parte de los servicios.

Organización social

La unidad social básica es la familia nuclear formada por el padre, la madre y los hijos. La pareja recién casada va a vivir a casa de los padres de la mujer y en cuanto les es posible tener casa y tierra se establecen por separado.

Las tesgüinadas, como se señaló con anterioridad, son un espacio importante para la interacción entre miembros de varias familias de una o más rancherías y se presentan durante todo el ciclo agrícola y las ceremonias ligadas a él, así como en los trabajos de construcción de la vivienda y de cercas.

Los tarahumaras están organizados en pueblos que gobiernan un determinado número de rancherías. En este espacio encontramos la iglesia, la escuela, la tienda Conasupo y la clínica. A la cabeza del pueblo se halla un gobernador o síriame, quien preside las reuniones dominicales y da un sermón o nawésari, actúa como juez en los conflictos, organiza las fiestas del pueblo y es su representante ante las autoridades. Le auxilian un segundo y tercer gobernador, quienes funcionan como consejeros y lo suplen en su ausencia. El gobernador nombra a uno o dos generales que actúan como mensajeros y son auxiliados en su tarea por capitanes. El alguacil es el encargado de distribuir los bastones de mando a los gobernadores y de guardarlos en la iglesia. También existe un mayor que concerta matrimonios y aconseja en caso de dificultades, un maestro que es el encargado de rezar en tarahumara durante el culto religioso dominical. Esta estructura de cargos varía de pueblo a pueblo. Los habitantes de las rancherías que pertenecen a un pueblo se reúnen los domingos y los días de fiesta.

Cosmogonía y religión

En los relatos rarámuri se cuenta que en el principio de los tiempos Dios les dio vida a ellos y el diablo a los chabochis. Así explican las relaciones asimétricas entre la sociedad rarámuri y la sociedad mestiza.

La religión de los tarahumaras está presente en las relaciones interpersonales, en la institución política del pueblo, en los valores morales, normas y costumbres que rigen a su sociedad. Su religión se constituye tanto de elementos anteriores a la evangelización jesuita como de los que han tomado de la religión católica. Las deidades principales son Támuje Onorá o Onóruame, "Nuestro Padre", asociado con el Sol y Tamujé Yerá o Iyerúame, "Nuestra Madre", asociada con la Luna y la Virgen María.

Los miembros de un pueblo se reúnen los domingos en la iglesia para escuchar el "rezo del mestrdi", por lo general en su misma lengua. A veces se invita a los sacerdotes católicos para que oficien misa e impartan el sacramento del bautismo.

Existen otros rituales como los de curación y los ligados al ciclo agrícola que no se realizan en la iglesia sino en algún rancho, en los campos de cultivo o en los cerros. En estas ceremonias se danza, se come y se bebe tesgüino.


Fiestas

El calendario festivo está estrechamente relacionado con el ciclo agrícola. Las fiestas más importantes son el día de
La Candelaria, Semana Santa, la fiesta del patrón de la iglesia, la Purísima Concepción, la Virgen de Guadalupe, la navidad, el fin de año y la Epifanía.

En las ceremonias se llevan a cabo las danzas de Matachines y Yúmari -excepto en Semana Santa en que se baila Fariseos y Pascola, y se ofrece tesgüino y comida a Onóruame, que se comparte con los asistentes a la celebración.

Relaciones con otros pueblos


Los tarahumaras limitan territorialmente con los guarojíos, los tepehuanos y los pápagos, con quienes comparten en ocasiones la organización ejidal.

Con los mestizos de la región, las relaciones son conflictivas debido a la lucha por la tierra, la explotación de los recursos naturales y las arbitrariedades cometidas por éstos en contra de los tarahumaras. Aunque existen algunos matrimonios de mujeres tarahumaras con varones mestizos, en general se desaprueba este tipo de uniones.

Los mestizos tienen el respaldo de los grupos de poder regionales e institucionales por lo que imponen sus decisiones en los ejidos donde tienen presencia.

Conchos

Los conchos fueron una etnia del Norte de México y Sur de Estados Unidos, actualmente desaparecida

Localización

Los indígenas Conchos habitaban el área de la cuenca del Río Conchos y hasta el Río Bravo en el norte de Chihauhua. Desde la Sierra Madre Occidental hasta las actuales Ciudad Ojinaga, Chihuahua y Presidio,Texas están en ese lugar. Sin embargo el lugar parece haber sido un sitio de comercio para los diversos grupos del lugar antes de la llegada de los colonizadores españoles(ver Emilio Langberg). El nombre se les dio por que el Río Conchos era rico en restos de conchas y los indigenas habitaban sus riberas.

TOBOSOS

Luchas entre indígenas de La Laguna colonial

Prácticamente desde la fundación de los primeros asentamientos españoles y tlaxcaltecas en la Región de Parras, El Alamo (hoy Viesca, Coah.) Mapimí y San Juan de Casta, los llamados “chichimecas” o “indios bárbaros” comenzaron a asaltar pequeñas poblaciones, rancherías, viajeros o recuas de arrieros.

El Archivo Histórico de la Universidad Iberoamericana-Laguna conserva sobre estos temas testimonios1 desde octubre de 1682, año en que 1 El presente ensayo se basa principalmente en la información aportada por el expediente 512 del Fondo del Colegio de San Ignacio de Loyola de Parras. Litigio sobre jurisdicción (yndios tobosos). Fr. Bartolomé García de Escanuela, Obispo de Durango. Durango. 31 de agosto de 1683. Al Dr. Francisco de Argüello y Medrano, Cura propietario de Parras, y al Lic. Joseph de Zamora, Cura propietario de San Pedro de la Laguna.

las autoridades españolas de Parras y Durango reportaban que “Yndios enemigos...(h)an bajado” y que estaban ranchados cerca del hábitat de los indios Laguneros y Bahaneros (que eran feligreses de el Pueblo de Sn.P(edr)o de La Laguna, pacíficos y aliados de los españoles) sin determinar su identidad. Estos indios enemigos causaban recelo y temor del “muncho daño” que les podían hacer (a Laguneros y Bahaneros) por ser como eran “Yndios Rebelados, traidores y que tantas veces (h)an quebrantado la paz que han ofrecido”. Laguneros y Bahaneros temían “los asolacen los enemigos y llebasen sus mugeres” por lo que en esa ocasión se refugiaron en los alrededores de Santa María de las Parras en el “Sitio de Andrada”. En gran medida, los indios Laguneros y Bahaneros —que eran habitantes ribereños de la Comarca desde tiempos remotos— se habían atraído la enemistad de la muy belicosa nación de los Tobosos porque aquéllos, como aliados de los blancos y tlaxcaltecas, les ayudaban a rastrearlos y perseguirlos, o, como lo dice un testimonio de 1683, los atacaban “por ser leales vasallos de su Mag(esta)d y amigos de los españoles y que en las entradas que d(ic)hos españoles hasen en busca de los yndios enemigos ban d(ic)hos laguneros en su aiuda y suelen servir de espías, por cuia rasón y enemistad avían de procurar destruírlos y acaballos, y les sería fácil por ser d(ic)hos tobosos muchos y guerreros, y éstos (los Laguneros y Bahaneros) pocos...” Y dice el Capitán Rodrigo García: “...d(ic)hos laguneros no es posible se defiendan solos como (h)a susedido muchas vezes matarles gente, y en cierta ocación huvieranlos muerto a todos una madrugada a no (h)aversen allado acaso en d(ic)ha laguna dos españoles que les aiudaron a defendersen en la Ygl(es)ia que ya se la llebó el agua, y porque los yndios mismos laguneros me binieron a (a)visar como en muchas partes serca de la laguna avisan a (h)umasos de los enemigos...”

5

Los indios Tobosos habían sido evangelizados y sedentarizados por los misioneros españoles en la Región Lagunera del siglo XVII, pero sin mucho éxito, ya que —según el mismo escrito de 1683— “los yndios tobosos”... “estaban de paz y en doctrina” pero se retiraron “alzados”, es decir, en pie de guerra, y según la misma fuente testimonial, eran muchos, belicosos, crueles y de “mal natural” (de mala entraña, diríamos hoy) “matadores y robadores”. Los Tobosos eran muchos, nómadas y muy guerreros. En 1683 se les había visto atacar a veinte leguas (unos 80 kilómetros) de Parras, donde vivían los Laguneros. Nos dice don Rodrigo García “después tube otro aviso (de) q(ue) avían visto rastros (de los tobosos) serca de su pueblo (de los laguneros, San Pedro de la Laguna)

De entre los cronistas de la Comarca Lagunera en la epoca colonial, el Padre Morfi nos da cuenta de las “naciones” que habitaban en la región:

Irritilas, Mamazorras, Neguales, Salineros, Baxaneros, Laguneros y Cabezas,

de las cuales dice que “habitaban las orillas de la Laguna de Parras”; y que era “su genio apocado”. Este comentario debe ser tomado desde su horizonte histórico, es decir, es un juicio emitido por un fraile del siglo XVIII, que habla desde la civilización sedentaria y acumuladora de excedentes característica del pensamiento occidental. Conoce también la crueldad de algunas tribus del Norte Novohispano. Para él, los grupos sedentarios y pacíficos que habitaban la orilla de la Laguna de Parras eran “apocados” por no hacer la guerra y por no valorar la acumulación de excedentes (siendo cazadores y recolectores, sólo tomaban lo que necesitaban para vivir “al día”.

APACHE (ETNIA)

Los apaches es un nombre colectivo dado a un grupo de pueblos indígenas ulturalmente cercanos del este de Arizona, noroeste de México (norte de los Estados de Sonora y Chihuahua), Nuevo México, y regiones de Texas y de las Grandes Llanuras. El término apache probablemente proceda del zuñi apachu, que significa enemigo, de ahí el nombre que les pusieron los españoles. Se denominaban a sí mismos Ndee, que quiere decir la gente. Hablaban una serie de lenguas atabascanas meridionales, que se han clasificado en apache de las llanuras, apache oriental y apache occidental.

Eran pescadores, cazadores y agricultores. Vivían en pequeños grupos basados en la familia. Los grupos se formaban con varias familias de carácter matriarcal. Compartían el mismo rito de los sioux y los cheyennes

Cuando llegaron los españoles, los apache habían llegado al suroeste de EE. UU. en una migración de unos 500 años desde Canadá. Fue una tribu poderosa y guerrera, en continua lucha con los blancos. La rendición de la tribu tuvo lugar en 1886, cuando los chiricahuas fueron deportados a Florida y Alabama, donde estuvieron bajo confinamiento militar. Siempre mostraron una gran fiereza como guerreros y mucha habilidad como estrategas.

En el año 1900 vivían unos 17000 apaches en libertad. Su jefe más conocido, Gerónimo (Gokhlayeh), nació en 1829 y murió por causas naturales en una reserva de Lousiana en el año 1909. Sucedió como jefe de los apaches a Cochise, quien vivió 62 años. Fue el hijo de Cochise, Taza, quien designó a Gerónimo como sucesor de su padre. Ahora se encuentran en reservas en Arizona, Nuevo México y Oklahoma en un número de entre 5500 y 6000. Una pequeña minoría de 20 apaches mescaleros aún subsisten en la frontera norte de los estados mexicanos de Chihuahua, Sonora y Coahuila.


Evolucion Histórica de las Sociedades
Aime G. Ruiz Vargas 9EHET

Marisa Cardenas Carrillo 9AT80

David Murakami Limon SK163

Unidad Casas Grandes

0 Comments:

Post a Comment

<< Home